India-Rusia Una asociación probada por el tiempo
Invitado por el primer ministro indio, Narendra Modi, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, visitó India el 6 de diciembre de 2021, con motivo de la XXI Cumbre Anual India-Rusia. Debido a la pandemia de Covid-19, la cumbre ya se había pospuesto una vez y las amenazas de la pandemia se cernían sobre ella también en diciembre. Sin embargo, el Presidente Putin, artífice original de estas cumbres, decidió visitar Nueva Delhi. Era sólo la segunda vez que salía de su país en los dos últimos años (durante la pandemia); la primera fue a Ginebra para reunirse con el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Por tanto, la visita fue muy simbólica y significativa, y apuntó hacia el fortalecimiento de la amistad entre ambas naciones. Era la decimonovena vez que ambos líderes se reunían desde que el primer ministro Modi asumió el cargo en 2014.

De hecho, desde 2018, los dos líderes también han instituido un mecanismo de cumbre informal cuando es necesario. Han desarrollado una gran bonhomía y química personal, que son características de una asociación estratégica privilegiada, de confianza y probada en el tiempo. Pero toda relación diplomática, por sólida o sólida que sea, se enfrenta a una agitación geopolítica y, por tanto, necesita renovarse y rejuvenecerse de vez en cuando al más alto nivel para pasar a una órbita aún más elevada. Por ello, las reuniones individuales tienen prioridad sobre las conversaciones a nivel de delegación. También en esta ocasión el diálogo privado Modi-Putin duró más de tres horas y media.
Durante la visita, India y Rusia celebraron su primer diálogo 2+2 entre los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores, que será el principal motor y mecanismo de supervisión de tareas para afrontar los nuevos retos geopolíticos y económicos. Tras la cumbre de líderes, se emitió una declaración conjunta de 99 párrafos (una de las más largas de este tipo) en la que se establecían y abordaban casi todas las áreas de compromiso estratégico entre ambas naciones. Mientras que la cooperación en materia de defensa y seguridad ha seguido siendo el sello distintivo de la relación, el compromiso económico y el comercio se han mantenido como el eslabón más débil, con apenas 10.000 millones de dólares en intercambios bilaterales. De ahí que se prestara mayor atención a identificar y abordar los retos, al tiempo que se potenciaban y creaban los nuevos contornos y motores para cambiar de marcha.

Esto quedó patente en la atención al detalle que se prestó a gran parte de la declaración conjunta. Se hizo especial hincapié en la mejora de las inversiones comerciales, Make in India y la transferencia de tecnología, ya que se persiguen los objetivos de comercio e inversión de 30.000 millones de dólares y 50.000 millones de dólares, respectivamente, para 2025. Rusia reconoce la búsqueda de India por convertirse en parte de las cadenas de valor y suministro fiables, a nivel mundial. Se garantizó el suministro a largo plazo de hidrocarburos, carbón de coque y fertilizantes, con la firma de 28 MdE y acuerdos que abarcan todo el espectro. Se ha previsto una mayor colaboración en los sectores de hidrocarburos y sunrise. Se ha vuelto a hacer hincapié en el transporte y la conectividad mediante la reactivación del moribundo Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur y el puerto de Chabahar en Irán. Y lo que es más importante, para obviar el impacto negativo de las sanciones de algunos países, ambas partes han acordado trabajar en sus monedas nacionales, para lo cual se han acordado sistemas interbancarios y de seguros, y tarjetas RuPay y MIR, así como mecanismos de pago más rápidos.
El desarrollo del Extremo Oriente es una prioridad para Rusia y desea que India desempeñe un papel más importante. Desde la perspectiva estratégica e indopacífica de la India, El Extremo Oriente ha adquirido una mayor importancia. De ahí que, durante la última visita del primer ministro Modi en 2019 a Vladivostok (Rusia), se adelantara una línea de crédito de 1.000 millones de dólares para promover las empresas y emprendimientos indios, que se harán con carácter prioritario. Esto también podría suponer una ventaja estratégica para Rusia por la entrada de su mayor vecino. Además, ambas partes están llevando a cabo estudios para poner en marcha el corredor marítimo Chennai-Vladivostok, que también permitirá a India explorar conjuntamente las oportunidades del Ártico y participar en ellas, de acuerdo con la política india en el Extremo Oriente.
La cooperación en materia de defensa, espacio y energía nuclear civil sigue reforzándose y avanzando a medida que ambos países ejercen su autonomía estratégica y sus planteamientos multilaterales. El suministro del sistema de defensa antiaérea S-400 de Rusia atestigua la autonomía de la toma de decisiones en función de los intereses nacionales. La fabricación de los últimos rifles AK-203 en India con una transferencia de tecnología del 100% es otro ejemplo. Los submarinos nucleares, los helicópteros Kamov, los nuevos sistemas de armamento, la I+D conjunta y la prórroga de la cooperación técnico-militar durante otra década proporcionan el peso necesario para una mayor colaboración.

India quiere que Rusia desempeñe un papel más importante en el Indo-Pacífico y cierta alineación de puntos de vista, incluida la centralidad de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), es explícita en diversas iniciativas en el Extremo Oriente. Rusia considera a India un socio fiable tanto bilateralmente como en la plétora de otras plataformas regionales como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), Rusia, India, China (RIC), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), el G20 y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). En la lucha contra la pandemia del Covid-19, la colaboración entre ambos países ha sido ejemplar.
Mientras India y Rusia trabajan por una asociación para la paz, el progreso y la prosperidad, el Presidente Putin se refiere a India como una gran potencia. Aunque los días de “Russi-Hindi bhai bhai” pueden estar pasados de moda, la relación India-Rusia, basada en la confianza y mutuamente sostenible, avanza a un ritmo más realista.